POLVORONES, EL TRIUNFO DE LA SENCILLEZ

Los polvorones son un ejemplo magnífico de cómo con sólo cuatro humildes ingredientes es posible conseguir un producto prácticamente perfecto. Tanto es así que lo consumimos sin apenas variaciones desde hace cerca de quinientos años. Para ayudarnos a saber más acerca de este dulce símbolo de la Navidad en nuestro páis, nos acercamos a nuestro obrador de Levaduramadre donde nos dan algunas claves muy interesantes.

“Es sencillísimo, sólo cuatro ingredientes: azúcar, manteca de cerdo, harina y almendras. Se amasa todo junto, un toque de horno y listo” comienzan diciendo rn rk obrador cuando les preguntamos acerca de los polvorones. Pero ¿cómo es posible que sólo con estos cuatro ingredientes tan sencillos se pueda crear el dulce más representativo de la Navidad en nuestro país? “La clave está en las proporciones, la calidad de la materia prima y la mano del artesano. El secreto está en que no hay secreto” nos aclaran.

La diferencia con los mantecados

La receta de los polvorones está ya documentada en el siglo XVI, concretamente en el convento de Santa Clara, pero no sería hasta el siglo XIX cuando su consumo se extendiera más allá de Sevilla y su provincia gracias a la mujer de un transportista que se decidió a vender los polvorones y mantecados que preparaba en casa. Para hacer los dulces menos frágiles y delicados añadió unos minutos de horno al proceso para crear una ligera corteza seca en el exterior de modo que aguantaran los viajes.

La diferencia entre los polvorones y los mantecados ya en aquel momento no estaba sólo en la forma exterior (unos ovalados y otros redondos) sino en la composición de los mismos. “La primera diferencia está en la almendra”, nos explican, “el polvorón siempre se hace con almendra, mientras que el mantecado puede llevarla o no. La segunda diferencia está en que el polvorón se hace con azúcar glass y harina tostada, mientras que el mantecado se elabora con azúcar blanquilla, harina cruda y muy frecuentemente utiliza clara de huevo para amalgamar los ingredientes”.

“Distinguir un buen polvorón es fácil porque tiene un inequívoco olor a almendra y canela y si lo coges entre los dedos se desmenuza fácilmente. Esto se debe a que sus ingredientes están muy, muy molidos hechos polvo, de ahí el nombre, y eso hace que no aguanten la simple presión de los dedos, pero si los juntas rápidamente se vuelven a unir. Esta fragilidad es la que hace que desde siempre, los polvorones se comercialicen envueltos en papel de seda” concluyen.